“¿Qué hacer con la envidia?”

DeLiberadaMente

¿Alguna vez han sido víctimas de la envidia?, ¿han podido reconocer cuando están envidiando a alguien?

La envidia es una emoción natural, pero su manifestación es aprendida socialmente, es en el contexto donde aprendemos a ser envidiosos o a no serlo, a contenerse ante esta o a expresarla abiertamente, de acuerdo a la forma en la que en nuestro entorno se aprecian las virtudes o logros de otros, si en el ambiente familiar continuamente hubo devaluaciones, competencia, o falta de respeto es más factible que se aprenda a envidiar, así como si en ese contexto se sobrevaloraron las habilidades personales y se fomentó el ego, no autoestima sino ego.

La envidia sigue siendo envidia aún nombrándola como benigna, pero hay dos vertientes de esta:

Aquella en la que es factible desear o añorar lo que el otro es o tiene, pero sin llegar a dañarle, más bien en este tipo de envidia la persona descubre que le gustaría ser o tener y busca alcanzar sus objetivos sin dañar al otro, incluso, su alegría por el bien ajeno es genuina, solo existe una añoranza por tener aquello que considera valioso, que bien puede lastimar un poco su autoestima, creyéndose con menos fortuna, o en el mejor de los casos, motivarle a trabajar en su crecimiento personal.

El grado de envidia del qué hay que cuidarse, es el tipo maligno porque esta si incluye el deseo no solo de tener o ser lo que el otro tiene o es, sino también, indebidamente la intención de que el otro no lo tenga, incluso aún cuando se llega a tener lo que se envidia, siendo este el tipo de envidia que es capaz de afectar seriamente a la persona envidiada.

En la primera la la emoción que se experimenta afecta más al que la siente, aunque en el camino más óptimo puede conducirle a buscar superarse y tener lo que desea,  en la segunda el deseo rebasa  la aspiración y se convierte en resentimiento u odio, en esta si existe la intención y las acciones concretas para dañar al otro, de este tipo de envidia si hay que alejarse lo más pronto posible, ya que algunos envidiosos  llegan a ser muy peligrosos, otros son bastante hostiles en su trato, con comentarios de devaluación o competencia  aparentemente sutiles, son esos encuentros que te roban energía y que si lo piensas bien no suman nada positivo a tu vida.

La envidia surge del sentimiento de inferioridad, en el fondo quien envidia malignamente percibe inconscientemente que no posee las virtudes que mira en quien es motivo de envidia, derivado muy probablemente de una personalidad insegura, dependiente o narcisista, que no tolera que alguien pueda ser lo que él o ella no cree que podría ser o porque al considerarse superior no soporta que otra persona pueda estar en su mismo nivel, y otra vez, en el fondo hay una autopercepción negativa de la cual se puede estar consciente o no.

Es muy difícil admitirlo para quienes la viven, pero esta emoción es señal de una autodesaprobación, detrás de la envidia hay mucho rencor hacia sí mismo, que se vuelca en odio hacia quien sin proponérselo le provoca la angustia de mirarse menos valioso, talentoso, carismático, etc… Lo que explica tantas conductas que realiza el envidioso, no las justifica pero define el interior de una persona que envidia intensamente, quien envidia trae en su interior el veneno con el que quisiera afectar a otro.  

Fortuitamente es posible protegerse de la envidia, tanto si eres blanco de esta como si reside en tu interior:

¿Cómo afrontar la envidia?

Si te envidian:

  1. ASERTIVIDAD

Siendo asertivo con la otra persona expresando lo que te molesta,  reconociendo lo que está ocurriendo y buscar el diálogo si te interesa mejorar el vínculo, si no, mantenerlo en el respeto, sin intimar más, asimismo puede ser que te encuentres con un narcisista que no siente empatía, no reconoce que tiene errores y menos admitirá que te envidia, en este caso no vas a obtener una respuesta favorable intentando el diálogo.

Es necesario hablar con tu familia o amigos para protegerte de los comentarios o acciones que pudieran afectarte y evitar la posible triangulación de la que suelen aprovecharse quienes envidian.

  • LÍMITES

Marcar límites claros, si no puedes alejarte físicamente de esa persona mantén una importante distancia emocional, presta atención a lo que pueda dañarte sin estar hipervigilante porque hacerlo te distrae de tus prioridades y eso es justamente lo que desea el envidioso: verte tropezar.

  •  NO CARGAR CON LO QUE NO ES TUYO

No eres responsable de que te envidien, por lo tanto, tampoco mereces las acciones incorrectas de quien te envidia, rodéate de gente que se alegre genuinamente de tu bienestar. Comprender que la envidia lastima a quien la vive es ser generoso con esa persona, a la gente envidiosa hay que desearle que resuelva lo que la hace tener ese comportamiento, la envidia es un veneno que carcome lo que toca, incluyendo a quien la experimenta, si te envidian es porque ven en ti cualidades y un gran potencial que es percibido como amenaza para quien cree no tenerlo. No cargues con resentimientos que no son tuyos, tú brilla, protégete y sigue adelante.

  • AUTOESTIMA Y GENEROSIDAD

Fortalecer tu autoestima y tu plan de vida: tu autoestima determina tus acciones, eres igualmente lo que brindas a los demás, elige no engancharte, ya que esa es parte de la intención de la envidia, al mal hay que responderle con bien, no se trata de ponerte de blanco sino de ser compasivo  comprendiendo que la envidia trae consigo grandes dosis de sufrimiento, requieres mantenerte a salvo y no beber de ese veneno ni siquiera por empatía.

  • MENOS ES MÁS: DISTANCIA

A veces, menos es más, es preferible saberse con menos amigos, pero verdaderos, la envidia de un amigo es más peligrosa que la antipatía de un enemigo. Si reconoces que una persona te envidia, marca distancia, si no puede ser física, por lo menos si emocional, no le des más elementos para hacerte daño, ni te involucres en buscar explicaciones, si alguien no te quiere bien, recuerda: a veces, menos es más.

Si te envidian es porque esa persona ve en ti cualidades y características que son admirables pero que no se ven de esta forma a causa de la ausencia de autoaceptación.

Si eres tú quien envidia:

La envidia patológica requiere atención de un especialista en salud mental, de un médico que realice un diagnóstico y marque un tratamiento correcto ante el trastorno de personalidad que ocasiona o es parte de las conductas destructivas hacia quien se desea despojar de lo bueno que no se tiene; es decir, hacia quien se envidia.

Pero, si experimentas la envidia solo algunas veces, sin ninguna intención de dañarte ni dañar, sabes por experiencia propia que no es una emoción nada agradable, que provoca o es derivada de la frustración, que mina la valoración qué haces no respecto a otra persona sino hacia ti, colocándote en desventaja frente a tus ojos, y es necesario transformar esa energía en positivo, trabajando en tu crecimiento y compitiendo contigo no con alguien más.

  1. Reconocer cuando experimentas envidia y buscar la causa, sin desacreditarte, admitir en qué área de tu vida necesitas crecer o cuales son las etiquetas personales que te limitan para lograrlo.
  2. Enfocarte en ti y en tu mejora continua, reflexionar respecto a tu autoconcepto, no eres un ser determinado, puedes mejorar o reinventarte cuando te lo propongas.
  3. Incrementar la gratitud, lo que ves en los demás habla de ti, de lo que tienes y lo que te falta, no sabes lo qué hay detrás de lo que observas en otras historias o personalidades, sé generoso contigo, construye lo que le va mejor a tu vida y a tu bienestar, en lugar de envidiar aprende a admirar y a desarrolla tu potencial.

Recuerda: Es muy difícil ser envidioso y feliz al mismo tiempo. Elige… ¿ Qué quieres ser? No necesitas apagar la luz de nadie para brillar con luz propia.

Ten cuidado con los amigos que te envidian porque pueden lastimarte más que aquellos que no conoces. Hay que blindarse pero no dejar de brillar, ser precavidos sin desconfiar siempre ni de todos.

Para no ingerir el veneno de la envidia hay que distinguir dónde está, incluso saber si radica en uno mismo.

Un abrazo

Lorena Patchen

Psicoterapia y conferencias.