Las reformas de la 4T: ¿De qué preocuparnos?

Sin Titubeos

La mayoría de Morena-PVEM-PT en la Cámara de Diputados federal aprobó nueve dictámenes que reforman un total de 15 leyes secundarias. Pero no se preocupen, ¡todo está bajo control! Estas reformas sólo significan más militarización, más centralización, más opacidad y más discrecionalidad. Nada de qué preocuparse, son sólo nuestros derechos y libertades en juego.

¿A quién le importa la ciencia, la libertad y el conocimiento, de todos modos? Lo que realmente necesitamos es fortalecer las atribuciones del Poder Ejecutivo y de las Fuerzas Armadas, ¿no es así? Además, se trata de la agenda de la llamada “cuarta transformación”, lo que significa que tenemos que hacer todo lo posible por seguir adelante con ella, sin importar las consecuencias.

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Y no se preocupen por los procesos de parlamento abierto. ¿Para qué molestarse en llevar a cabo una consulta pública, de la Ley General de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, cuando podemos simplemente dispensar trámites y obviar procesos? Total, nuestros legisladores ya se habían comprometido a llevar a cabo una ronda de foros y consultas, pero ¿quién necesita cumplir con sus compromisos, verdad?

Y si pensaban que la Financiera Rural tenía algún valor, piénsenlo de nuevo, porque se extingue y se abroga la Ley Orgánica de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero. Además, ¿a quién le importa el INSABI si nunca había operado? Con la reforma a la Ley General de Salud, desaparece el Instituto de Salud para el Bienestar, que entró en operación el 1 de enero de 2020 en lugar del Seguro Popular. Pero no hay problema, sus funciones ahora se integran al IMSS-Bienestar. ¿Qué podría salir mal?

Pero eso no es todo, porque se han reformado, adicionado y derogado diversas disposiciones de la Ley Federal de Derechos y de la Ley General de Turismo. Ahora, 80 por ciento de la recaudación del derecho “Visitante sin permiso para realizar actividades remuneradas” se destinará a la planeación, estudios, proyectos e inversión en infraestructura a cargo de la entidad paraestatal de la administración pública federal cuyo objeto sea la administración, operación y prestación de servicios aeroportuarios, aeronáuticos, ferroviarios, turísticos, culturales, entre otros de diversa índole. ¿Quién necesita la ciencia, la salud o la educación, cuando el turismo resolverá los problemas y los administrará el Ejército?

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Y por si fuera poco, se han reformado, adicionado y derogado las leyes orgánicas de la Administración Pública Federal, del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, la ley de Aeropuertos y la de Aviación Civil, lo que permite dar al Ejército mayor control sobre el espacio aéreo mexicano. Porque parece que sí queremos «seguridad», nada como darle al Ejército más poder y control, ¿verdad?

En resumen, no hay necesidad de preocuparse. Todo está bajo control, y estas reformas son sólo un paso más hacia una sociedad más justa y equitativa. ¿O tal vez deberíamos empezar a preocuparnos?