La guerra de narrativas rumbo al 4 de junio

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Estamos a más o menos 20 días de que inicien las campañas a la gubernatura y cualquiera que piense que el proceso del Edomex es como el de cualquier otra entidad o que la elección está entregada o resuelta: o no conoce el estado o está muy equivocado.

Por un lado tenemos una bastante interesante “guerrilla” de dos narrativas que corren a la par con la misma intensidad, esto suele ser poco común porque, aunque en una campaña suele haber varias narrativas, pocas veces logran tener el mismo peso en la opinión pública.

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Por un lado, un equipo trata de convencernos con encuestas de que ya no hay más qué hacer porque existe una amplia ventaja sobre su contendiente, mientras el otro combate la historia con los mismos argumentos reconociendo la desventaja pero minimizándola o reduciéndola.

A final de cuentas la narrativa en conflicto es si la elección está resuelta o si aún no hay nada definido y por lo tanto la contienda sigue abierta a que cualquiera de las dos aspirantes pueda ganar con base en lo que logren hacer durante el periodo de campaña.

La segunda narrativa en movimiento es la de los debates como forma de demostrar capacidad e interés de las contendientes en la ciudadanía así como el conocimiento que pueden demostrar sobre las problemáticas que enfrentarán y cómo resolverlas.

En las contiendas electorales, se menciona como regla no escrita que quien pide debates es porque se sabe en desventaja, situación que no es desmentida por el equipo que en este momento presiona para ampliar el número de estos eventos de los dos obligatorios a cinco.

Por el otro lado, se había mantenido un silencio al respecto hasta que el coordinador de los diputados de Morena salió a responder que su partido no está evadiendo debatir pero considera suficientes los dos que marca la ley como mínimo porque el debate es diario.

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Además de esto, existen varias pequeñas historias que generan ruido al proceso electoral: el mito de la elección negociada (algo curioso es que, según quien lo cuente, la negociación es a favor de una u otra candidata por igual) o el de la elección de gobierno (federal o estatal).

En este sentido, también surge un aspecto interesante: el Gobierno del Estado de México respondió con la renuncia de su entonces coordinador de Comunicación Social luego de que este fuera acusado de operar a favor de la precandidata del PRI.

Pero ahora es este partido quien acusa intervencionismo de los gobernadores de otros estados de Morena en territorio mexiquense, lo que tendrá que ser respondido en equivalencia por el equipo guinda si es que no desea verse afectado en su imagen como posible trampa.

Al entorno se agrega la judicialización del proceso y la renuncia de Juan Zepeda y Movimiento Ciudadano a participar; lo que definitivamente altera todos los pronósticos y obliga a recalcular escenarios para las dos participantes y sus equipos.

El proceso electoral mexiquense se hace cada vez más complejo y conforme se acerque el 4 de junio se volverá más intenso todavía. Los equipos están jugando sus cartas y lo hacen con mucho cuidado porque saben que cualquier error puede costarles la elección.

Son dos estrategias en juego, son dos formas, dos visiones encontradas de entender y hacer política que, no obstante, tienen a la vez semejanzas inevitables que obligan a narrativas y estrategias en extremo complejas para resolver una elección con mucho peso para 2024.

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