Desarrollo sostenible, no basta el desarrollo sustentable

La Fuente

En el informe “Los Límites del Crecimiento”, publicado en 1972 para el Club de Roma y que serviría de insumo principal para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano celebrada ese mismo año en Estocolmo, se planteó por primera vez la imposibilidad de continuar con un modelo económico que utiliza los recursos naturales -incluído por supuesto el agua- de forma creciente y exponencial, no fue el primer trabajo científico que trataba el tema, pero sí uno que nacía en el seno de los organismos internacionales.

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Anteriormente, otros autores como F. Engels, habían previsto que los recursos naturales utilizados como materia prima en nuestras sociedades habían ocasionado una degradación del ambiente de forma tal que ecosistemas completos habían desaparecido, en el siglo XVIII se concebía a la naturaleza desde un punto de vista completamente conservador “en la que todo seguía siendo hoy lo mismo que había sido ayer y siempre y en la que todo -hasta el fin del mundo o por toda una eternidad- seguiría siendo como siempre y desde el comienzo mismo había sido”, ésta forma de ver las cosas, tuvo como resultado que en un par de siglos, hayamos sobreutilizado y degradado lo que a la naturaleza le tomó millones de años conformar.

Cómo era de esperarse, dicho informe no fue bien recibido del todo, los autores fueron acusados de catastrofistas y exágerados en sus proyecciones, las principales críticas provinieron de economistas del mainstream, pues iba en contra de lo que en ese entonces soñaban todos los países del mundo, un crecimiento económico acelerado que permitiera alcanzar niveles esperados de bienestar en la población, alrededor de esa fecha un concepto que comenzó a ser utilizado fue el de sustentabilidad, refiriendose a la forma de aprovechamiento de recursos naturales sin privar a las futuras generaciones de los mismos beneficios que tenemos hoy; quince años después otro estudio conocido como “Informe Bruldtland” (1987) matizaría la necesidad de un cambio de rumbo, y propondría el desarrollo sostenible, desde ese entonces mucho se ha hablado acerca de la equivalencia de los términos sustentable y sostenible, incluso se hace alusión a que es una variación de traducción de la palabra “sustainable”, sin embargo, el menos para la literatura en español y más para las ciencias sociales, si tiene diferencias que podemos encontrar en que lo sostenible estudia como garantizar a las generaciones futuras los mismos satisfactores con los que contamos hoy, pero, y he aquí la importancia del concepto, tomando en cuenta los aspectos sociales, y culturales de nuestra especie.

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Dicho lo anterior, una de las críticas al desarrollo sustentable es la poca evidencia que existe de lograr un crecimiento económico infinito, preservando a su vez los recursos naturales y el equilibrio ecológico, sin tomar en cuenta nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza, y que sólo implantando algunas buenas prácticas dentro de nuestras actividades, y basándonos también en un excesivo optimismo de que un día la tecnología podrá resolver todos nuestros problemas.

Un crecimiento económico, necesario para el desarrollo, para el modelo actual de economía es una condición necesaria, pero no suficiente, y ello requiere de un uso igualmente constante y creciente de materia prima natural, ¿cuánto puede la tecnología suplir la demanda creciente de recursos naturales?

Mahatma Gandhi respondía así a una pregunta acerca de si la India podía desarrollarse al igual que el país del que se independizaba: “Si la Gran Bretaña necesitó la mitad de los recursos del planeta para construir su prosperidad, ¿cuántos planetas necesitaría un país como la India?”