Alejandra y Delfina: juego de estrategias

Dice el dicho que no hay plazo que no se cumpla y para el proceso electoral de renovación de la gubernatura mexiquense el momento ha llegado. El próximo lunes 3 de abril arrancan las campañas de las dos únicas aspirantes y la contienda pinta muy interesante.

Se trata de una elección histórica más allá de si influirá en la de 2024. Pase lo que pase el resultado arrojará a la primera mujer gobernadora del Estado de México lo que, de por sí, ya configura un escenario distinto en las formas de lo que podríamos esperar de una campaña.

En lo personal he podido trabajar en procesos electorales con hombres y mujeres por igual y; con base en ello, puedo decir que hay una notoria diferencia entre ambos estilos cuando ellas toman el control de sus campañas.

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De inicio son más estratégicas, no caen tan fácilmente en provocaciones por parte de sus adversarios; esto no significa que no tomen decisiones emocionales, eso lo hacen ellas y ellos por igual; pero a diferencia de los hombres, no es fácil que ellas se lo tomen personal.

Otra diferencia importante que, me parece, veremos en esta campaña es que las candidatas suelen ser más enfocadas y concentradas en los objetivos; ellas entienden que encabezan un trabajo de equipo mientras ellos suelen pensar que el equipo está para cumplir sus deseos.

Las estructuras de campaña en equipos liderados por mujeres suelen ser menos verticales en su organización y permiten mayor libertad de acción y decisión para quienes tienen que actuar y decidir; una vez que transmiten su objetivo confían, en que cada quien hará su trabajo.

Esto no debe entenderse como falta de control o liderazgo; por el contrario, dejan que cada uno de los responsables de cada área cumpla con lo que debe hacer tal como se planeó que debe hacerse, así, ellas se enfocan a hacer su parte como la pieza visible del equipo.

Un poco de esto lo hemos podido ver en cada uno de los respectivos equipos en los procesos de precampaña; Delfina ha dejado que sean otros miembros de su equipo quienes se desgasten mientras que Alejandra ha asumido un rol más protagónico porque así debía ser.

Aparentemente se trata de una contienda entre similares porque muchas de las formas y modos de hacer campaña que han usado los priistas por años estarán siendo utilizadas de igual forma por los morenistas; las denuncias de “turismo” electoral así lo indican.

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Sería un grave error pensar que eso significaría que ambas contendientes seguirán un mismo guion o que tienen los mismos objetivos. Delfina ha llegado o está muy cerca de su tope y debe minimizar las pérdidas; Alejandra, en cambio, necesita recuperar votos rápido.

Esto apuntaría a que podemos esperar mayor presencia mediática de Alejandra que de Delfina; la priista no solo necesita ser reconocida sino que debe mostrar sus mejores atributos políticos mientras que la morenista debe evitar descontento o decepción a toda costa.

La conformación de las alianzas también será un factor que, aparentemente, le da una ligera ventaja estratégica a la priista. PAN y PRD tienen bien identificados sus segmentos, en lo territorial los ubican perfectamente y en lo socioeconómico no hay disputa por ellos.

Para la morenista la situación es distinta. PT prácticamente no suma, su segmento es básicamente el de Morena, mientras que el PVEM tiene un público mayoritariamente joven que no necesariamente comulga o confía en los guindas, incluso, varios lo repelen.

A final de cuentas el juego se definirá el 4 de junio y en dos meses todo puede suceder, los mexiquenses somos testigos sexenales de eso. Las estrategias se ajustarán conforme avance el proceso pero, al menos de arranque, ninguna de las dos tiene ganada la elección.

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